domingo, 26 de enero de 2025

La cuenta de humo

Desgraciadamente, ya poco nos consuela el Manquepierda, y es lo único realmente bético que nos queda. El bético sabía apuntalar sus miedos ante la cita con los equipos poderosos con aquella utópica ilusión de que el Betis era capaz de ganarles, cosida a la también utópica realidad de saberle perdedor ante los no tan poderosos, nos bastaba con escondernos bajo el capote de Curro y que viniese la historia de nuevo a contarnos de que material estamos hechos; fidelidad, lealtad, locura y un punto de nostalgia. A mí me duelen muchas cosas que vamos dejando atrás en el camino, por avanzar en un sentido figurado a ninguna parte, solo deseo que nunca olviden de dónde venimos, para saber dónde vamos, y que la modernización que nos venden no se quede sin memoria. Duele perder sin dignidad, pero más todavía duele que se juegue de una manera según sople el viento, que hayan sacado a los que sabían lo que pesaba el escudo trayendo a quienes a veces parecen no saber ni dónde están ni que la afición que tienen delante es el mejor patrimonio que tiene el Betis, la que sabe esperar lo que nunca llega porque está escrito en su nombre; Manquepierda. Duele dejar parte de una palabra escrita en verde en el diccionario, humildad, la que nos sitúa con los pies en la tierra, en las peñas y en los autobuses que salen a los pueblos después del partido y duele también la cuenta de las decepciones que se escriben con ilusión, como la del EuroBetis, y que parece que los únicos que queremos ir a Europa somos los béticos menos el propio Betis. Es largo el pespunte de desilusiones, pero los béticos sabemos de qué color se pinta lo último que se pierde y debemos oír lo que nos dice el corazón, donde asoma aquel o aquella que te hizo bético y exigir, no conformarnos, que también es nuestra historia.

El Betis es lo que es y no el que nos quieren hacer creer que es, sigue teniendo esa alquimia mágica que lo hace único y que perdurará por encima de todo, el del sentimiento de pertenencia, el orgullo, la reivindicación y la desilusión, y si lo del sábado fue una tremenda decepción, también de decepciones está hecho el Betis y eso es lo verdadero, lo que nos representa, nos engrandece y nos diferencia, y por encima de todo, lo que nunca deberíamos perder… manquepierda.

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